Una molestia en la pierna que parecía un dolor muscular común terminó por transformar la vida de Gracie Butler de manera radical. A los 18 años, la joven británica jamás imaginó que esa incomodidad persistente sería el primer síntoma de un diagnóstico devastador: un sarcoma de células fusiformes , un tipo de cáncer poco frecuente y de comportamiento agresivo.
En un principio, los médicos atribuyeron el dolor a causas benignas. Tras consultar a su doctor de cabecera, Butler recibió primero un diagnóstico de dolores musculares y, posteriormente, de tendinitis . Ni la fisioterapia ni los geles musculares lograron aliviar la molestia, que se intensificó con el tiempo.
La situación se agravó tras una noche de fiesta, cuando la joven se despertó incapaz de caminar. Fue ento