La guerra de narcotraficantes que aterroriza al Estado ha desbordado a las instituciones y requiere una mayor implicación
México vive atrapado en una espiral de violencia que parece no tener fin. Las guerras entre cárteles, que atraviesan estados y generaciones, han convertido amplias regiones del país en territorios disputados donde la vida cotidiana se rige por la ley del miedo. El caso de Sinaloa, epicentro histórico del narcotráfico, que desde hace un año vive una guerra entre dos facciones del cartel es hoy un recordatorio brutal de lo que ocurre cuando el poder del crimen organizado desborda a las instituciones y somete a la sociedad a un régimen de terror permanente.
La entrega a Estados Unidos de Ismael El Mayo Zambada , histórico aliado del Chapo Guzmán, desató una guerra