Cientos de turistas extranjeros se encuentran varados en Aguas Calientes, la puerta de entrada a Machu Picchu, debido a un paro indefinido que comenzó el 14 de septiembre. La situación ha generado un caos significativo, con viajeros que no pueden salir de la ciudad y que están a punto de perder sus vuelos de regreso.
La suspensión del servicio de trenes ha bloqueado la única vía de acceso a Machu Picchu, lo que ha llevado a largas colas de turistas que intentan conseguir un vagón para regresar al Cusco. Muchos de ellos han tenido que caminar hacia la ciudadela inca junto a sus guías, lo que ha incrementado la aglomeración de personas en la zona.
Tito Alegría, experto de Proturismo, criticó la situación y pidió a las autoridades que se declare en emergencia el servicio de trenes, sin costo para los turistas, por un plazo mínimo de tres meses. "Este reclamo no debió extenderse hasta la organización New7Wonders", afirmó Alegría, subrayando la necesidad de una solución inmediata.
Además de los turistas, los ciudadanos locales también se ven afectados. La interrupción del servicio ha impactado a aquellos que trabajan y estudian en otras áreas. Jordi Lazo, un docente, mencionó que los gases lacrimógenos utilizados por la policía durante los enfrentamientos han afectado la salud de los residentes. "Hemos tenido que hacer trabajo virtual, pero muchos estudiantes no tienen acceso a internet", indicó Lazo.
El paro indefinido ha puesto de manifiesto las tensiones entre el turismo y las necesidades de la comunidad local. Los habitantes de Aguas Calientes sienten que los beneficios del turismo no se reflejan en su calidad de vida, lo que ha llevado a un creciente descontento. La situación actual no solo afecta a los visitantes, sino que también plantea serios desafíos para la población local.