España podría estar al borde de una histórica retirada de Eurovisión. El Consejo de Administración de RTVE aprobó el martes, con 10 votos a favor y 4 en contra, la decisión de no participar en el festival de 2026 en Austria. Esta medida se tomaría si la Unión Europea de Radiodifusión (UER) no expulsa a Israel, acusado por la ONU de genocidio en Gaza.
La decisión ha sido impulsada por presiones del Gobierno español y sus socios parlamentarios. Durante el fin de semana, varios líderes políticos expresaron que Israel no debería participar en un certamen que simboliza la paz y la cooperación entre naciones. El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, fue claro al afirmar: “Hay que hacer todo lo posible para que Israel no participe en Eurovisión”.
El presidente de RTVE, José Pablo López, presentó la propuesta al Consejo, que, aunque no tiene competencias directas sobre la participación, respaldó la retirada. Si se confirma, España se convertiría en el primer país del Big Five en dar un paso tan drástico. Este grupo, que incluye a Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, es fundamental para el festival, ya que financia gran parte de su organización y accede directamente a la final.
Desde su debut en 1961, España ha estado presente en 44 de las 49 ediciones de Eurovisión. La posible retirada sería un golpe significativo no solo para RTVE, sino también para el festival, que podría ver afectada su estructura si otros países deciden seguir el mismo camino. La situación ya ha generado debate en Francia y Bélgica, donde algunos políticos y medios sugieren unirse al boicot.
La UER, por su parte, ha mantenido silencio sobre el asunto, aunque ha confirmado la recepción de cartas de varios estados, incluida España, solicitando la expulsión de Israel. La UER tiene hasta diciembre para tomar una decisión. El precedente más reciente de expulsión fue el de Rusia en 2022, tras la invasión de Ucrania.
La postura de RTVE ha generado controversia. Los consejeros del PP, que votaron en contra, cuestionaron la lógica de condicionar la participación en Eurovisión mientras Israel sigue participando en otros eventos internacionales, como el Mundial de Fútbol 2026. La respuesta a esta inquietud no es clara, aunque el presidente del Gobierno ha declarado que “Israel, al igual que se hizo con Rusia, no debe estar en ninguna competición”.
La decisión de RTVE no solo representa una presión hacia la UER, sino que también es un gesto político con un gran impacto simbólico y cultural. En un contexto de creciente tensión internacional y protestas en Europa por la situación en Gaza, la postura de España podría marcar un antes y un después en la historia del festival, abriendo la posibilidad de un Eurovisión sin la participación española.