Que los Pirineos ocultan algunos de los pueblos más espectaculares del norte de España es algo reconocido por todos, pero aunque haya algunas localidades que ya se han afianzado como grandes destinos de turismo rural, hay muchas otras villas de Aragón que no son tan conocidas, pero que también son igual de asombrosas. Dos claros ejemplos de ello se encuentran en la comarca de Ribagorza: son las aldeas de Anciles y Eriste, dos paraísos pirenaicos en los que el estrés no existe.
Estas dos pequeñas poblaciones apenas suman 310 habitantes entre ellas, y están separadas por solo dos kilómetros (a pesar de que pertenecen a municipios distintos). Las dos aldeas se caracterizan por las increíbles casas de piedra que conforman sus entramados callejeros y que crean una estampa de ensueño. Este luga