Setara, una joven de 20 años de Kabul, se apasionó por el canto desde niña. Sus primeros recuerdos musicales provienen de la escuela primaria, cuando cantaba canciones infantiles con sus compañeras de clase. Soñaba con estudiar música en la universidad y convertirse en una cantante profesional.
Pero todo cambió en 2021, cuando los talibanes retomaron el poder en Afganistán. En ese momento, Setara cursaba el décimo grado. Los talibanes no solo le prohibieron asistir a la escuela, sino que también declararon que cantar era pecado. Los instrumentos musicales fueron destruidos, los centros artísticos cerrados y un silencio forzado cayó sobre la vida de jóvenes como ella.
“Uno de mis sueños era estudiar música. Pero los talibanes me prohibieron la escuela y dijeron que cantar era un pecado. V