Manuela Castiñeira se sale de la norma. Tiene 48 años, cuando la media de edad de las personas cuidadoras de enfermos con alzheimer se sitúa en los 57. Lo que sí cumple es con el género. Y es que son ellas (hijas, esposas…) las que en una mayoría aplastante (76%) cuidan de los afectados. En su caso, de su madre (Milagros, 75). La vida de Manuela sufrió un giro radical hace tres años, cuando llegó el diagnóstico. Tuvo que dejar su trabajo para dedicarse en exclusiva al cuidado de su madre (también de su padre, de 81). Y no recibe ninguna ayuda (su progenitora tampoco). Los cuidadores son los grandes olvidados.

Recuerda perfectamente el día en que le pusieron nombre a la dolencia de su madre. “Fue muy duro”, reconoce a La Vanguardia . “Todo es incertidumbre. No sabes nada de la patología

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