Lo que sucedió, así sin matices, es que el hampa nos ha arrebatado la bahía paraíso a pesar de que está resguardada por la Capitanía de Puerto a cargo de la Secretaría de Marina y los operativos que la protegían siempre, según el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Sinaloa, Óscar Rentería Schazarino. Fue un alevoso golpe de salvajismo descargado contra las mansas aguas de la ensenada y las cautivantes olas de mar abierto.
Altata está pagando el costo trágico de quién sabe qué ajustes de cuentas entre grupos del narcotráfico que le significan, figurativamente, el tiro de gracia a su agonizante actividad turística sobre la cual descansa la economía regional, y sufre además la extinción del lustre como remanso de esparcimiento que al centro de Sinaloa le es como oasis en el des