Por Jacqueline Álvarez*
En México, estamos en medio de un debate que marcará un antes y un después en la organización del trabajo: la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales. Este escenario no es una discusión aislada, sino parte de una tendencia global que busca mejorar el balance entre productividad y bienestar de los trabajadores.
Actualmente, existen al menos 10 proyectos en la Cámara de Diputados y otras iniciativas en el Senado que plantean disminuir de manera gradual las horas de trabajo en nuestro país, con la perspectiva de llegar a 40 horas semanales hacia 2030. Este impulso legislativo se vincula también con un compromiso presidencial con este tema y refleja una creciente presión social por replantear la forma en la que trabajamos.
Los retos para México
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