Las pulseras de control telemático permiten conocer la ubicación exacta de los agresores machistas con órdenes de alejamiento de sus víctimas, de manera que sirven para proteger a las mujeres y documentar posibles quebrantamientos. Son más de 4.500 los hombres que las llevan puestas.
Una incidencia en la gestión de los datos de ubicación de los agresores, de la que alertó la Fiscalía en 2024, ha desatado una nueva tormenta política y ha puesto en el foco estos dispositivos, que se utilizan en España desde 2009 y con los que no ha sido asesinada ninguna víctima que lo portara.
El cambio en las empresas que gestionaban estas pulseras, en marzo de 2024, provocó una incidencia temporal que impidió a los juzgados acceder a los datos de ubicación de maltratadores que hubieran podido quebrantar