La llegada de un hombre singular a un país lejano suele producir relatos que se expanden, multiplican y transforman. Cuando Antoine de Saint-Exupéry , piloto y escritor francés, aterrizó en la Argentina en 1929 , no solo inauguró nuevas rutas aéreas, también dejó una huella indeleble en el imaginario local . La mezcla de soledad, aventura y descubrimiento definió la estadía del autor de El Principíto . Su oficio lo llevó a recorrer diversas provincias, desde la Patagonia hasta el Litoral , donde combinó actividad profesional con encuentros personales que inspiraron capítulos de sus libros. Así, enriqueció tanto su obra como la cultura del país que aún recuerda su llegada.

Saint-Exupéry nació en Lyon, Francia, en 1900. Desde muy joven mostró una pasión única por la aviación y

See Full Page