En 2024, como parte de mi propósito de leer un clásico entre junio y diciembre cada año, elegí «Los hermanos Karamázov». Consciente del calibre de Fiódor Dostoyevski y de la importancia de una buena traducción, comencé comparando el «Prólogo del autor» en distintas ediciones para explorar el estilo narrativo y la estructura de las oraciones en cada una; eso me permitió elegir el español con el que me sentí más cómoda.

Invertir en una obra como esta es una experiencia similar a la de comprar un sofá: hay que «poner» el cuerpo y vislumbrar si la futura adquisición es óptima para pasar un buen rato sin padecer la estancia. Sentir la textura, pues. Digo esto refiriéndome a cómo se siente «la textura» de un texto en su lenguaje. Me decanté por Alianza editorial : dos volúmenes con buen tamañ

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