El 28 de junio de 1997 cerró The Haçienda, la casa del sonido “Madchester”, del culto al DJ, del acid house, el lugar en el que miles de personas bailaron, sudaron y fueron fugazmente felices. Al amanecer, cuando la música y las luces ya se habían apagado, Peter Hook, bajista primero de Joy Division y después de New Order y uno de los locos que dilapidó su dinero para que aquello funcionara (él lo llamaba “invertir”), se fijó en un objeto que sobresalía bajo la plataforma sobre la que se depositaban los barriles de cerveza.

Ese objeto cubierto de bebida, sudor y condensación rancios que alguien había colocado allí para nivelar la estructura, era un cartucho con el máster de ‘Unknow pleasures’, el primer álbum de Joy Division, uno de los discos más importantes de la historia del rock

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