Con 67.000 muertos sobre la mesa es patético hablar de un boicot al Festival de Eurovisión por la presencia de Israel. Pero es momento de escenificar gestos y denuncias.
Dar de baja a Israel del festival es una decisión inevitable que la UER tenía que haber tomado hace ya años y que sabemos no van a asumir. La suerte está echada del lado del dinero. De Israel, de sus influencias y de sus tentáculos diplomáticos. Pero sería justo expulsar a un país que de forma sistemática no respeta los derechos humanos y masacra civiles. Si nos preguntaran ahora, la TVE franquista también debió haber sido expulsada de Eurovisión, por supuesto, cuando la dictadura se blanqueaba codeándose con normalidad con las democracias de Europa. Ojalá hubiera sido así.
Israel, y el contexto de la guerra de Gaza lo c