A los 16 meses, a Sabela Sánchez le diagnosticaron atrofia muscular y espinal , una enfermedad genética y degenerativa que cambiaría el rumbo de su vida al reconocerle un 99,9% de discapacidad . A Adhara , una niña venezola de apenas 1 año en su misma situación a la que le detectaron un tipo 1, una de las escalas más graves , el diagnóstico fue algo más temprano, a los seis meses.

La historia de Sabela , educadora social graduada el pasado curso en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), da aliento y guía a la familia de Adhara , un ejemplo en contra de los testimonios médicos que aseguraban que en esas circunstancias «la niña no sobreviviría» .

Sin tratamiento hasta los 15 años

«Antes te decían que esto era lo que había y ya está». Sabela vivió

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