Mover una pierna de forma constante y repetitiva mientras estamos sentados, de pie o incluso en la cama es en ocasiones una forma de liberar tensiones internas, un hábito casi adictivo con el que a menudo intentamos relajarnos. Puede ser solo causa del aburrimiento, pero si detrás de este hábito hay estrés, ansiedad o sobrecarga emocional, lo idóneo es buscar ayuda profesional para mantener a salvo nuestra salud mental.

Este movimiento es capaz de poner de manifiesto nuestro verdadero deseo en entornos de los que no queremos formar parte o que simplemente no nos motivan. Ese desinterés pone nuestras piernas en movimiento (no tiene por qué ser solo una) y parece tratar de decirnos que huyamos.

Pero cuando la sobrecarga emocional es grave y somos incapaces de controlar esta tendencia, el m

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