La cultura sevillana está de luto desde el viernes con el fallecimiento –a resultas de un cáncer de pulmón detectado hace dos años– de una de sus figuras más polivalentes e inquietas, capaz de tocar mil palos, de esas personas que siempre estaban ahí para sacarle brillo a las palabras (propias y ajenas) y empujar la lectura aunque la tarea fuera digna de Sísifo. Antonio Rivero Tavarillo se marcha muy pronto (62 años,) pero con la particularidad de dejar atrás una Obra (con mayúsculas) en la que están en idéntico plano de importancia los libros que firmó como las iniciativas que encabezó para que circularan los ajenos.
Dirigió revistas, estuvo al frente de librerías, fue director literario y firmó un sinfín de artículos en cabeceras
Sobre los primeros, destaca la variedad de géneros: poem