Randy Carter cursaba el segundo año de la secundaria en el San Diego University High cuando aquellos señores llegaron a ofrecerles lo que sonaba a “una gran aventura”.

Corría 1965, hacía apenas un año que el llamado Programa Bracero —que surtió a Estados Unidos de trabajadores agrícolas mexicanos durante más de dos décadas— había llegado a su fin y la cosecha se pudría en los campos estadounidenses sin nadie que la recogiera.

Ante ello, la administración del entonces presidente Lyndon B. Johnson ideó una iniciativa para atraer a estudiantes que sustituyeran a la mano de obra migrante.

La estrategia de marketing implicó bautizarla A-TEAM, como el “Equipo A” pero en realidad acrónimo de Athletes in Temporary Employment as Agricultural Workers (Atletas en empleo temporal como mano de o

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