Era la que no quería aparecer en público, la que se tapaba la cara delante del fotógrafo. La que aparecía mencionada como la hermana, la esposa, la amiga de otros que concentraban las miradas y la atención de los especialistas. Silvina Ocampo estuvo asociada al secreto, a un misterio rodeado de especulaciones y rumores alrededor de su intimidad, y pareció fuera de lugar en las imágenes y los estudios sobre el grupo de la revista Sur. Pero desde ese margen se desplaza hacia el centro de la literatura argentina, en un movimiento que reafirman nuevos estudios y reediciones de sus cuentos.

Si no pudo ser leída en su época, como planteó Sylvia Molloy, en el presente se suceden las interpretaciones. Silvina Ocampo marginal. De labores menores y lecturas oblicuas, de María Julia Rossi, y Entre t

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