Megan Reynolds , una joven británica de 29 años, llegó a exhibir una vida que parecía salida de un cuento de éxito: fiestas lujosas, noches en hoteles exclusivos y un Range Rover Sport valorado en más de 122.000 dólares se convirtieron en su distintivo. Su imagen en redes sociales mostraba cenas opulentas y escapadas a ciudades europeas, mientras se juntaba con quienes confiaban en ella a nivel personal y profesional. Sin embargo, la realidad detrás de esta fachada era diametralmente opuesta. Reynolds tejía una trama compleja de mentiras y fraudes , cuyas consecuencias dejarían una profunda huella en quienes la rodearon y pondrían a prueba al sistema judicial británico.

El modus operandi: fraudes desde la confianza y la administración

El comienzo de esta historia de engaño se remo

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