El nombre de Kiko Rivera vuelve a resonar con fuerza en el panorama mediático, y no precisamente por su fallido matrimonio con Irene Rosales , sino por el boom de bolos que disparó su caché tras su paso por Supervivientes 2011. El DJ, heredero de un apellido marcado por el brillo y la controversia, ha logrado transformar noches de discotecas en auténticas minas de oro, donde una simple foto podía costar más que un mes de trabajo de un ejecutivo de alto nivel.
El hijo de Isabel Pantoja se consolidó como una figura de gran rentabilidad económica en el mundo del ocio nocturno, mucho antes de su carrera musical o sus apariciones en televisión. Y es que, a sus 18 años, su presencia en discotecas ya era un negocio extremadamente lucrativo. De hecho, lejos del foco mediático por los conf