Entrar a la sala donde se despliega La piel del color es sumergirse en un concierto silencioso. No hay música en el aire, pero vibra en los ojos, se desliza por la piel, late en el cuerpo. Cristian Mac Entyre , heredero y continuador de un linaje que revolucionó la abstracción geométrica argentina, ofrece una experiencia envolvente, una suerte de sinfonía óptica que se escucha con el alma.
La curaduría de Rodrigo Alonso acentúa este carácter inmersivo: una sala oscurecida, con cada pieza iluminada con precisión quirúrgica, hace que luces, reflejos y sombras sean protagonistas. La obra se desdobla, se multiplica, se transforma. Basta con dar un paso al costado para que un círculo se convierta en vibración; una trama de líneas se vuelva un campo pulsante; un espejo curvo invente otra