25 años después de su renuncia a la vicepresidencia de la Nación, hecho que marcó la antesala del final del gobierno de la Alianza, Carlos «Chacho» Álvarez vive bajo un severo ostracismo autoimpuesto, alejado de la política y como un vecino más de Palermo . Con 75 años y una salud frágil debido a EPOC, el ex vicepresidente mira con un impasible ojo crítico su participación en el gobierno de Fernando de la Rúa .

El periodista de La Nación Damián Nabot describe una escena en la cotidiana vida de Álvarez, tomando café en un tradicional bar de Palermo, Varela Varelita , donde es abordado por vecinos que lo reconocen y escuchan hablar de política y su historia personal. « Soy un político del pasado, del siglo XX. No pertenezco a esta época, no entiendo nada «, señala.

Álvarez se

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