El Gobierno actualizó esta semana sus previsiones económicas y lo hizo con un único cambio: el dato del PIB. Según explicó el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, España crecerá este año un 2,7 %, una cifra que fue presentada como un éxito de gestión y como muestra de la fortaleza de la economía. Sin embargo, el mensaje ha estado cargado de inexactitudes que invitan a mirar más allá de los titulares. Que el PIB avance un 2,7 % no significa necesariamente una mejora real en la vida de los ciudadanos. Buena parte de ese crecimiento procede del incremento del gasto público, un motor que no se traduce directamente en bienestar de los hogares. Los indicadores sociales y económicos apuntan, de hecho, en dirección contraria. La inversión extranjera ha caído, la cesta de la compra sigue encarecién
El triunfalismo y los hogares

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