Hasta este pasado jueves , José María Enríquez Negreira y su hijo Javier habían ido siempre de la mano , al menos de cara al Barcelona y a los medios de comunicación. El coach rompió la armonía existente en la familia con una declaración ante la juez Alejandra Gil en la que se desmarcaba por completo de las prácticas de su padre y donde dejaba a los pies de los caballos la estrategia del Barcelona.

«Yo he cobrado 60.000 euros por los informes, del resto del dinero no sé nada», siendo el único de los testigos citados (Josep Maria Bartomeu, Sandro Rosell, Ana Rufas, Óscar Grau y Albert Soler ) que respondió a las preguntas de la juez y la Fiscalía. Javier Enríquez no tenía nada que esconder y dejó bien claro en la sala que el marrón de los 8,4 millones perdidos que recibió su padre del club culé eran cosas del Barça y de José María Enríquez Negreira.

El hijo del ex número dos de los árbitros describió a su padre como una figura «agresiva y autoritaria». Además no se cortó ni lo más mínimo diciendo que su padre era un mentiroso porque le dijo que «no puedo trabajar con clubes porque soy el vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA)» mientras facturaba al Barcelona durante 17 años. Además, indicó que esa actitud de su padre era « de todo menos ética » y dejó entrever que  le utilizó para sus fines para lucrarse.

Así es la familia Negreira

OKDIARIO ha podido saber que Javier Enríquez está dispuesto a todo para no comerse el marrón   y que las relaciones con su familia están completamente rotas. Su madrasta, Ana Rufas, también fue llamada como testigo y se acogió a su derecho a no declarar mostrando claramente que hay dos bandos en la familia Negreira. Ella niega cualquier pago o enriquecimiento personal tanto suyo como de su pareja, pero la declaración del hijo del ex árbitro los ha puesto de nuevo en el centro de la diana.

Se trata de una familia no del todo común. Javier es fruto de una relación anterior de Enríquez Negreira con María Luisa Romero , mientras que Ana Rufas también tiene una hija de un matrimonio anterior. La actual pareja se conoció hace bastantes años y han sido inseparables desde entonces pasando juntos largas temporadas en Barcelona, Alicante y Fiscal (Huesca).

Javier trabajó codo con codo con su padre incluso redactándole sus notas arbitrales en el periódico Mundo Deportivo en el año 2019. El hijo pudo aprovechar la importancia de su progenitor en el estamento arbitral para promocionar sus propios negocios de coaching siendo el asesor de algunos árbitros de Primera División . Clientes suyos son colegiados tan conocidos como Javier Alberola Rojas, Jaime Latre o Medié Jiménez, todos ellos con pasado o presente en la máxima categoría.

La compleja relación padre-hijo

La explosión del caso, sin embargo, les distanció y mucho. Javier se sintió engañado por su padre y éste puso distancia poniendo como parapeto a una madrasta con la que nunca tuvo una relación excelente. Ahora el hijo del ex número dos de los árbitros ha sorprendido a propios y extraños con una declaración disruptiva, frase que muchos árbitros usaron para definir las charlas que daba el primogénito de Negreira en la pretemporada de los colegiados en Santander.

El caso Negreira entra en una nueva dimensión porque ahora todos los implicados no van a una con tal de proteger la reputación del Barcelona. Javier ha vuelto a poner el foco en el dinero desaparecido y siendo muy claro con el asunto de que él sólo cobró una ínfima parte del dinero que la entidad culé destinó a su padre para que se asegurase de que «todo fuese neutral» en el tema arbitral, tal y como reconoció el protagonista en su declaración a Hacienda en 2021. «En los momentos importantes es cuando demostramos quiénes somos, cuando es difícil» , dice el hijo de Negreira en su página web . Sin duda, está siendo fiel a sus pensamientos.