Las cosas andan regular en la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. Y es que, al parecer, un tercio de los puestos de responsabilidad dentro de la agencia federal encargada de monitorizar las cifras del paro se encuentran vacantes.

La sangría de personal se aceleró hace algunos meses cuando, aprovechando las ofertas de renuncia lanzadas desde la Casa Blanca para reducir el número de funcionarios federales, un buen puñado de empleados de alto nivel –en su mayoría veteranos con años de experiencia– optó por acogerse al citado paquete de compensaciones y marcharse de allí. ¿Su destino? En algunos casos la (pre)jubilación y en otros el sector privado .

Además, según ha explicado esta semana Erica Groshen , la persona que dirigió la agencia federal durante el segundo mand

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