El funeral de Charlie Kirk , activista ultraconservador asesinado el 10 de septiembre, reunió a más de 73.000 seguidores en el Estadio State Farm de Glendale, Arizona.
La magnitud del evento, que se extendió por casi cinco horas, lo convirtió en una ceremonia con características propias de un funeral de Estado .
Apenas 11 días después de su muerte, el acto se transformó en un escenario político, con líderes republicanos presentando a Kirk como un mártir moderno del conservadurismo .
El presidente Donald Trump , quien subió al escenario con retraso, calificó el crimen como un "terrible atentado contra los Estados Unidos de América" y aseguró que fue un ataque directo contra las libertades y derechos fundamentales de todos los ciudadanos.
Ante la multitud, lo describió co