El caso sacudió a una empresa familiar dedicada a la actividad metal mecánica y en proceso de liquidación. Su socio gerente , Pablo Guillermo Lana , fue condenado por el delito de administración fraudulenta , luego de que sus propios hermanos y socios lo denunciaran por apropiarse de bienes de la firma.
En un juicio abreviado , Lana reconoció los hechos y admitió haber sustraído vehículos, grúas, herramientas y maquinaria de gran porte sin informar al resto de los socios. La acusación fue sostenida por el fiscal Gustavo Arocena , quien remarcó que las maniobras se realizaron en beneficio exclusivo del imputado.
El fallo fue dictado por el camarista Carlos Palacio Laje , quien estableció como condición para evitar la prisión efectiva que el empresario restituya todos los