El silencio expectante duró apenas segundos.
Entre el humo y los juegos de luces, una silueta familiar apareció en el escenario secundario. "No me dejen solos por favor, es un momento muy especial" , advirtió Benito Martínez antes de que los primeros acordes resonaran. La multitud, compuesta por más de 18 mil personas, reconoció inmediatamente los compases de "Preciosa" , el himno sentimental de Rafael Hernández que atraviesa generaciones.
Lo que siguió fue magia pura: Marc Anthony emergió desde el fondo del escenario con un movimiento calculado, tomando el micrófono en el preciso momento en que Bad Bunny giraba hacia él. La química entre ambos artistas era palpable:
Bad Bunny adaptó su tono urbano a la balada clásica con sorprendente versatilidad
Marc Anthony demostró por qué s