Aunque han pasado 27 años Egzon Elshani nunca olvidará lo que ocurrió aquellos días de principios de julio de 1998 cuando los cuerpos de su abuelo, su tío y un adolescente que trabajaba en la granja familiar fueron torturados, maniatados y asesinados en un camino vecinal a 500 metros de la aldea de Pirana, habitada por 3.000 albanokosovares en la entonces convulsa provincia autónoma de Kosovo. "Estuve todo el día con ellos hasta que anocheció y me fui a casa", recuerda Egzon, que entonces tenía seis años, en el cementerio ante las tumbas de las tres víctimas.
En el velatorio de Muhamed Hamze Elshani, de 60 años y de su hijo Afrín Muhamed Elshani, de 26 años, un vecino explicó entonces que "se había cruzado con los tres sobre las nueve de la noche cuando regresaban de una larga jornada lab