En uno de los acontecimientos más trascendentes del Campeonato Mundial, Sydney McLaughlin, de 26 años, originaria de Nueva Jersey, vuela como un relámpago, quiebra el muro de los 48” en los 400 m planos, cronometra 47”78 y se aproxima en 8/100 de segundo a la mítica marca mundial de la alemana oriental Marita Koch en 1985 en Canberra, Australia. Sacudió el RM en una pista húmeda que llameó al paso de sus zancadas y en espíritu agonal de alta calidad cuando las ocho finalistas en Tokio cruzaron la frontera de los 50 segundos en la distancia. Siéntese el lector en la sala de su casa o el deportista en la pista e imagine que las zancadas de las atletas recorren en un segundo, en un par palmadas, clap-clap, ocho metros.

Velocidad promedio constante en 400 m durante casi 50”. Un espectáculo, c

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