Branquinho es un gato callejero de 10 años cuya vida cambió por completo cuando apareció en el patio de la Embajada de Brasil en Chile. De vagabundo sin rumbo pasó a ser parte esencial de las oficinas diplomáticas, demostrando que los milagros también llegan con patas y maullidos.
El felino sénior llegó buscando comida y refugio, pero pronto encontró mucho más: cariño, cuidados y un lugar al que llamar hogar. Vacunado, castrado y en buen estado de salud, Branquinho ahora goza de una vida digna, lejos de las calles, con protección veterinaria regular, comida premium y sus snacks favoritos, los Churus.
Sus días comienzan temprano, con sus rutinas: comer, descansar, jugar y hasta patrullar los pasillos de la Embajada, como si fuera un vigilante silencioso. Tiene su propio carné oficial, alg