En España, el acceso a una vivienda digna se ha convertido en un sueño casi inalcanzable. Aunque se suele señalar a los jóvenes como los más afectados, la realidad es que familias, parejas y trabajadores con salarios medios también enfrentan serias dificultades. La brecha entre los salarios y los precios de la vivienda se amplía cada año, dejando a un número creciente de personas sin la posibilidad de adquirir un hogar propio.
Según un informe del sindicato UGT de julio de 2025, un trabajador promedio tendría que destinar más de 45 años de salario para comprar un piso, respetando los límites de esfuerzo financiero recomendados. Este problema ha cobrado protagonismo en el debate social y político, afectando la calidad de vida y las perspectivas de futuro de los españoles.
El precio de la vivienda ha alcanzado niveles históricos, con un promedio de 2.093,5 euros por metro cuadrado en el segundo trimestre de 2025, lo que representa un incremento del 10,4% en comparación con el año anterior. Este aumento sitúa al mercado inmobiliario a solo un 0,3% del máximo histórico registrado durante el boom inmobiliario de 2008. Tanto la vivienda nueva como la de segunda mano han visto incrementos en sus precios, impulsados por una demanda sostenida y una oferta limitada.
Para poner en perspectiva esta situación, una casa de 100 metros cuadrados en Madrid, que costaba alrededor de 37.000 euros en los años 80, puede llegar a costar más de 475.000 euros hoy en día. Aunque los salarios también han crecido, el aumento no ha sido suficiente para compensar el encarecimiento de la vivienda. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el salario medio bruto mensual pasó de 1.878,1 euros en 2016 a 2.086,8 euros en 2021, un aumento del 11,11%. Sin embargo, la brecha entre salarios y precios inmobiliarios sigue ampliándose, especialmente en las grandes ciudades.
En Madrid, por ejemplo, se requieren más de 12 años de salario bruto para comprar una vivienda, en comparación con los tres años que se necesitaban en los años 80. Este deterioro en la relación entre salarios y vivienda ha generado una creciente desigualdad, afectando principalmente a las nuevas generaciones. En 2024, los madrileños destinaron más de 146 meses de salario bruto total para adquirir una vivienda, lo que refleja la difícil situación que enfrentan los ciudadanos en el actual mercado inmobiliario.