El clima en el Maracaná se desmadró en el entretiempo del duelo entre Fluminense y Lanús por la vuelta de los cuartos de final de la Copa Sudamericana.

Cuando los equipos se preparaban para salir a jugar la segunda parte, la Policía brasileña cargó contra la parcialidad del Granate en la tribuna. Hubo corridas, golpes y hasta balas de goma.

La represión obligó a demorar el inicio del complemento, en un marco de tensión que se repite cada vez que hinchas argentinos viajan a Brasil para acompañar a sus equipos en competencias internacionales.

Según relataron testigos en el estadio, la situación comenzó con empujones en la popular visitante y derivó en una violenta intervención de las fuerzas de seguridad locales.

El árbitro venezolano Jesús Valenzuela decidió no reanudar las acciones has

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