Cinco años después de su última aparición en la Asamblea General, el presidente estadounidense Donald Trump regresó al foro diplomático más importante del mundo con un discurso largo, cargado de reproches y con un tono que osciló entre lo teatral y lo populista.
Durante 56 minutos, casi cuatro veces el tiempo protocolario, cuestionó la existencia misma de la ONU, advirtió a Europa que “sus países se están yendo al infierno” por la inmigración ilegal y descalificó el consenso científico sobre el cambio climático como “la mayor estafa jamás perpetrada”.
Desde el inicio, el republicano aprovechó cada tropiezo para alimentar su narrativa de confrontación. Se burló de una escalera mecánica que se detuvo cuando ingresaba al edificio y del fallo de su teleprompter, asegurando que era una muestr