
La búsqueda de recetas de repostería fáciles y rápidas ha ganado popularidad entre quienes desean disfrutar de un postre casero sin complicaciones. La tarta nube, también conocida como tarta de queso y chocolate blanco, se ha destacado como una opción ideal para quienes buscan una preparación sencilla y un resultado delicioso. Con solo tres ingredientes básicos—huevos, queso crema y chocolate blanco—es posible elaborar una tarta de textura ligera y esponjosa, apta para cualquier ocasión.
La clave de esta receta radica en la combinación adecuada de los ingredientes y en una técnica de preparación que permite obtener una masa aireada, similar a un suflé. Al hornearse, la tarta adquiere una textura suave y húmeda, sin necesidad de añadir azúcar ni otros edulcorantes, lo que la convierte en una opción menos dulce que otras variantes tradicionales. Además, su elaboración no requiere de utensilios sofisticados ni de habilidades culinarias avanzadas, lo que la hace accesible incluso para principiantes en la cocina.
Este postre ha ganado popularidad en diversas plataformas digitales, donde usuarios comparten sus versiones y adaptaciones de la receta. Su versatilidad permite incorporar ingredientes adicionales, como frutas frescas o esencia de vainilla, para personalizar el sabor y la presentación según las preferencias individuales.
Ingredientes y preparación de la tarta de nube
La tarta nube se distingue por su simplicidad, ya que su elaboración se basa únicamente en tres ingredientes principales en cantidades precisas: tres huevos de tamaño grande, 120 gramos de queso crema a temperatura ambiente y 120 gramos de chocolate blanco. Esta combinación básica permite lograr un postre de textura ligera y esponjosa, donde cada componente cumple un papel esencial en la consistencia y el sabor final del pastel.
- El queso crema se bate junto con las yemas de huevo hasta obtener una mezcla uniforme y cremosa, y luego se incorpora el chocolate blanco previamente derretido, integrando todos los elementos de manera homogénea. Por separado, las claras de los huevos se baten hasta alcanzar el punto de nieve, lo que proporciona la estructura aireada que caracteriza a esta tarta. Una vez listas ambas mezclas, se combinan con movimientos suaves y envolventes, cuidando de conservar el aire de las claras para lograr la textura esponjosa deseada.
- Con la mezcla homogénea lista, se prepara un molde apto para horno, engrasándolo ligeramente o cubriéndolo con papel de hornear, y se vierte la masa en él, alisando la superficie para asegurar una cocción uniforme. La tarta se hornea en horno precalentado a 160 °C durante 25 o 30 minutos, hasta que al insertar un palillo en el centro este salga limpio y la superficie adquiera un ligero tono dorado. Es importante no abrir el horno durante los primeros minutos de cocción para que la tarta no pierda aire y se mantenga esponjosa.
- Al finalizar el horneado, se deja reposar la tarta unos minutos en el molde antes de desmoldarla, colocándola luego sobre una rejilla para que se enfríe completamente. Este enfriamiento gradual asegura que la textura se mantenga estable y que la tarta conserve su forma. Para mejorar la consistencia y el sabor, se recomienda refrigerarla durante al menos dos horas antes de servir.
Aunque la receta básica es sencilla, puede adaptarse según preferencias individuales. Es posible añadir esencia de vainilla o ralladura de limón a la mezcla de yemas y queso crema para aportar un toque aromático, o sustituir el queso crema por ricotta para una versión más ligera. También se pueden incorporar coberturas como frutas frescas, cacao en polvo o un ligero glaseado, sin afectar la textura principal del postre.
El resultado final es un postre con consistencia aireada y delicada, ideal para servir en cualquier ocasión. La tarta nube demuestra que con tres ingredientes básicos se puede lograr un equilibrio entre facilidad de preparación, sabor y versatilidad, ofreciendo una alternativa práctica y atractiva dentro de la repostería casera.