La administración del presidente Donald Trump ha anunciado una reducción significativa de los aranceles a las importaciones europeas, estableciendo una tasa general del 15%. Este cambio se produce tras el acuerdo comercial firmado entre Estados Unidos y la Unión Europea en agosto. La medida afecta especialmente al sector automovilístico, que ha sido una de las principales preocupaciones de Bruselas. Los aranceles se aplicarán de manera retroactiva desde el 1 de agosto, lo que implica que el Tesoro estadounidense deberá reembolsar a las automovilísticas los aranceles cobrados por encima del nuevo límite durante los últimos dos meses.
Este ajuste es parte del acuerdo alcanzado entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y Donald Trump, donde la UE se comprometió a reducir los aranceles a productos estadounidenses. La Unión Europea cumplió con su parte del acuerdo el 28 de agosto, lo que llevó a Washington a aprobar esta reducción. Además del sector automovilístico, otros sectores como aeronaves, piezas de avión, medicamentos genéricos y ciertos metales también se beneficiarán de exenciones, aunque sus impuestos se reducirán a partir del 1 de septiembre.
La reducción de aranceles favorece a las empresas europeas en un contexto donde deben competir con las empresas chinas, que ven a Estados Unidos como un mercado clave para sus vehículos, especialmente los eléctricos. Las empresas automovilísticas europeas ahora se encuentran en una posición más ventajosa frente a sus competidores estadounidenses, quienes enfrentan altos aranceles para la adquisición de materias primas como acero y aluminio.
Sin embargo, esta estrategia económica de Trump, que buscaba proteger la industria interna mediante impuestos a la importación, ha tenido efectos adversos. Según una encuesta del Banco Central Europeo, el 26% de los consumidores europeos ha decidido no comprar productos estadounidenses, mientras que el 16% ha reducido su gasto en general. El documento señala que estos cambios en los hábitos de consumo son una respuesta a las preocupaciones sobre los aranceles, evidenciando los efectos tangibles de las tensiones comerciales en las expectativas económicas de los consumidores europeos.