Durante muchos años quise imaginar cómo cantaba Enrique el Mellizo su canónica malagueña en uno de esos trances en los que se recluía en la Catedral de Cádiz o cómo enfilaba El Planeta la seguiriya más antigua de la que se tiene conocimiento, pero ni de ellos ni del Fillo ni del Nitri hay nada grabado, tan sólo las lecciones aprendidas por algunos de sus cabales que al modo de Sócrates y Platón las fueron llevando de oído a boca, generación tras generación.
¿Cantarían mejor que Caracol? ¿Más puros que Agujetas? ¿Gitanos como Camarón? Nunca lo sabremos, pero creo que los puristas callarían para siempre, estos cantes antiguos triunfaron porque gustaban y entretenían, no porque los entendieran unos pocos iniciados.
Morante de la Puebla debe pasar tanto tiempo entre los tratados de los Demóf