El gobierno del presidente Donald Trump está elaborando un plan para redirigir 1.800 millones de dólares en fondos de ayuda exterior. Esta iniciativa se alinea con la doctrina "Estados Unidos Primero" y tiene como objetivo enfrentar a los regímenes considerados marxistas y antiamericanos en Venezuela, Cuba y Nicaragua. La propuesta, fechada el 12 de septiembre, fue enviada al Congreso de Estados Unidos y establece que la reasignación de recursos responde a un objetivo de seguridad nacional.
La notificación indica que "los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos requieren que el país utilice estos fondos de asistencia exterior para enfrentar nuevos desafíos de maneras que hagan al país más seguro, más fuerte y más próspero". Uno de los puntos centrales del documento se enfoca en América Latina, donde Washington busca intensificar la presión contra gobiernos que percibe como amenazas a sus intereses.
Según la información, 400 millones de dólares se destinarían a programas para contener la inmigración irregular hacia Estados Unidos, contrarrestar la influencia de China en tecnologías estratégicas y enfrentar a los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Este plan coincide con un endurecimiento de la política estadounidense hacia estos regímenes totalitarios durante el segundo mandato de Trump.
En el caso de Venezuela, la administración ha vinculado al régimen de Nicolás Maduro con el narcotráfico, desplegando buques de guerra en el Caribe y ofreciendo recompensas millonarias por información que conduzca a su captura. En Cuba, la Casa Blanca mantiene sanciones económicas y restricciones financieras, mientras que en Nicaragua, el gobierno de Daniel Ortega ha sido señalado por violaciones a los derechos humanos, lo que ha llevado a la aplicación de medidas diplomáticas y económicas.
El plan de Trump también contempla 400 millones de dólares para Europa, destinados a garantizar la seguridad energética en Ucrania, impulsar proyectos relacionados con minerales estratégicos y promover la conservación en Groenlandia. Este interés por Groenlandia se debe a su riqueza en petróleo, gas natural y minerales clave para la industria tecnológica, así como su posición estratégica en el Ártico.
Un portavoz del Departamento de Estado confirmó que el gobierno busca trabajar con el Congreso para avanzar en esta iniciativa. El funcionario destacó que los programas de asistencia exterior deberán estar alineados con las prioridades de la Casa Blanca, afirmando que "Estados Unidos priorizará el comercio sobre la ayuda, la oportunidad sobre la dependencia y la inversión sobre la asistencia".
Este anuncio, que aún no está confirmado, refleja una transformación estructural en la cooperación internacional impulsada por Trump. La estrategia rompe con la concepción tradicional de la ayuda exterior como herramienta humanitaria, buscando utilizar la asistencia como un instrumento de presión política y proyección de poder. La reasignación de recursos también incluye programas para diversificar cadenas de suministro de minerales críticos.