El Gobierno argentino ha logrado una notable calma en las semanas previas a las elecciones legislativas, gracias a la entrada de dólares tras la eliminación de retenciones y el apoyo sin precedentes del Tesoro estadounidense. Estas medidas han frenado la corrida cambiaria que amenazaba al país, logrando una reducción significativa del riesgo país, que cayó a 900 puntos básicos.

La intervención del Gobierno se produjo después de que el Banco Central sufriera una pérdida de USD 1.100 millones para mantener el control del tipo de cambio. En los últimos días, el dólar oficial se ha depreciado un 10%, pasando de $1.515 a $1.360 en el Banco Nación. Además, se ha establecido que los primeros USD 7.000 millones que liquide el sector agropecuario no pagarán retenciones, una medida sin precedentes desde 2002. Hasta ahora, se han registrado USD 4.180 millones del agro que ingresarán sin retenciones, lo que sugiere que el cupo podría completarse pronto.

Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre la estabilidad cambiaria en las semanas restantes antes de las elecciones. Los analistas, como Pablo Lazatti, CEO de Insider Finance, estiman que el tipo de cambio podría situarse entre $1.275 y $1.350 en los próximos días. A pesar de la caída del tipo de cambio, el Tesoro no ha comprado dólares recientemente, lo que genera expectativas sobre su intervención futura para fortalecer las reservas.

Por otro lado, el riesgo país ha disminuido considerablemente, con los bonos en dólares experimentando un aumento superior al 5%. La información proporcionada por el Tesoro estadounidense sobre posibles ayudas a Argentina ha animado a los inversores, aunque el camino para reducir el riesgo país a menos de 600 puntos es largo. Scott Bessent, titular del Tesoro, anunció varias alternativas de apoyo, incluyendo un swap de monedas por USD 20.000 millones y la posibilidad de adquirir bonos argentinos.

Sin embargo, Bessent aclaró que cualquier avance en las negociaciones se llevará a cabo después de las elecciones legislativas, lo que genera inquietud sobre el impacto de los resultados en la confianza de los inversores. Un resultado desfavorable para el Gobierno podría reactivar el nerviosismo en los mercados, recordando la suspensión de desembolsos del FMI tras la derrota de Mauricio Macri en 2019. Así, el Gobierno ha conseguido un respiro, pero la atención de los inversores estará centrada en el desenlace electoral del 26 de octubre.