Leticia Valera se encuentra moviendo prendas de todos los colores posibles entre percheros. Las va entregando a las modelos, da indicaciones, recoge un bajo, abrocha una camisa. Es una escena casi cinematográfica, evocadora, la de una diseñadora colocando sus creaciones sobre las mejores modelos. No es, sin embargo, una imagen convencional: las telas no mienten, hay un pedazo de África en la sala . Los estampados que evocan a figuras de la naturaleza se representan en tonos fuertes de amarillo, naranja, rojo o verde.

No es al azar: es un lenguaje secreto que las mujeres de Senegal usan para comunicarse y dejarse ver, para expresarse a través de la moda. Valera cayó rendida hace diez años cuando vio el trasfondo de esta forma de vestir y dicidió redoblar la apuesta: crear tres tallere

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