Hemos sabido por lo que va de día cómo se observa en si la mañana. Incluso hay quienes lo ven como algo automático. Pero bajo ese manto de aparente hermetismo, se esconde la esencia de la vitalidad de la existencia humana y todo, cuánto esta es capaz de percibir y sentir.

Observamos en el amanecer la posibilidad de recrear una escena desde todo punto o perspectiva. Casi podemos escuchar el «acción» para iniciar el día cuando estamos en presencia del amanecer.

Pues bien. En la poética, sobre todo en la venezolana, ese amanecer se representa en la memoria de dos escritores que nos acercan con sus rayos de poemas las más claras figuras de sus amaneceres.

La primera es la poeta (1916- 1999). Esta escritora, que algunos tuvimos la suerte de conocer, se refiere a la extraña luminiscencia que

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