En 1992 la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas (APTRA) instauró el Martín Fierro de Oro para coronar la gran fiesta del espectáculo nacional. Fue una jugada maestra y visionaria que se fue volviendo cada vez más importante con el paso del tiempo. De esta manera, el gaucho no solo sumaba una categoría más para distinguir a los artistas, sino que planteaba, en simultáneo, un nuevo escenario para la polémica. Y se sabe que ambos escenarios maridan a la perfección .
Es que si ya desde el anuncio de la ceremonia los escándalos están a la orden del día, con la instalación del premio máximo no hizo más que potenciar esta situación . A las elucubraciones de qué canal lo transmite -y los consecuentes favoritismos- a los olvidos u omisiones con mayor o meno