Por segunda vez, la exdirectora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteba n, ha comparecido en el juzgado por videoconferencia desde Madrid, ante la titular del juzgado de instrucción 20 de Barcelona, que la imputó por el espionaje con el software Pegasus, y ha guardado silencio. O sea, no ha colaborado. Se ha amparado en la ley de secretos oficiales que rige el CNI y que ya utilizó cuando en otro juzgado tuvo que declarar por el espionaje con el programario Pegasus al expresident de la Generalitat Pere Aragonè s. En este caso, lo ha hecho también con dos dirigentes de Esquerra Republicana, el presidente del grupo parlamentario en la Cámara catalana, Josep Maria Jové y a la eurodiputada Diana Riba. Aunque como sucede con todos los temas informativos, aquel acto ilegal de

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