Se ha instalado Alcaraz en la sana costumbre de, cada vez que llega a una final, ganarla . En Tokio rinde a Fritz y consigue su octavo título del año en diez finales. Conquista además tierra inhóspita para él, pues nunca había ganado el torneo porque nunca había competido en el país nipón. Ha sido llegar y conquistar . Ni rastro de las dolencias físicas ni limitaciones tenísticas. ¿Tobillo? ¿Qué tobillo? Alcaraz ha pasado de estar entre algodones a ganar el torneo en apenas cinco días.
La belleza había acompañado a Alcaraz durante los partidos previos, tuvo que remangarse ante Ruud en semifinales y aplicarse ante Fritz. Su partido fue un híbrido entre la clase y la práctica. Más de lo segundo en el primer set y más de lo primero en la segunda manga . Porque cuando parecí