Algunas personas no conocen lo que es temblar frente a un peligro, sobresaltarse en una montaña rusa o quedarse paralizadas por una amenaza. Sus casos, explicados por la ciencia, muestran cómo una rara enfermedad genética o la ausencia de glándulas suprarrenales pueden borrar del cerebro la emoción más primitiva: el miedo.
La extraña condición de quienes no sienten miedo

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