Rechazo categóricamente las declaraciones de la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos, quien irresponsablemente intenta vincularme con las legítimas manifestaciones de familias dolientes por el caso del Crematorio Plenitud, en Ciudad Juárez.
Aclaro con toda firmeza: mi papel ha sido, y seguirá siendo, el de acompañar a las y los deudos en su dolor, escuchar sus exigencias y respaldar su derecho a la verdad y a la justicia. Lo he hecho siempre con respeto y sensibilidad, porque ese es el deber de un representante popular; de un Senador del pueblo.
Es lamentable que, en lugar de dar respuestas claras y resultados, la gobernadora opte por la descalificación personal y por insinuar una supuesta “politiquería”. Nada más político, en el peor sentido de la palabra, que tratar de conver