Poco a poco, nos vamos acercando al invierno, la época del año en la que las carreteras españolas se transforman en un escenario hostil. Ante este panorama, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha lanzado un recordatorio que no sólo busca proteger vidas, sino también evitar multas que pueden alcanzar hasta 600 euros . La advertencia se centra en algo tan cotidiano como las luces del vehículo , un elemento que muchos conductores confían ciegamente al modo automático, sin ser conscientes de sus limitaciones.

La Ley de Seguridad Vial establece en el artículo 43 que «los vehículos que circulen entre la puesta y la salida del sol deben llevar encendido el alumbrado que corresponda». Por su parte, el Reglamento General de Circulación determina que el conductor tiene la obligación de garantizar que su vehículo sea visible en todo momento. Es decir, no basta con arrancar el coche y dejar que la tecnología decida por nosotros, ya que los sensores de luz que activan el modo Auto no siempre funcionan cuando hay situaciones de baja visibilidad durante el día. La consecuencia es que miles de conductores circulan sin luces en momentos críticos, pensando que el coche ya se ocupa de todo.

Ver y ser visto: la regla de oro

La DGT insiste en una máxima que parece obvia, pero que no todos aplican: «ver y ser visto». No se trata sólo de iluminar nuestro camino, sino de asegurarnos de que otros conductores, ciclistas o peatones puedan vernos a nosotros.

«Las luces de los vehículos garantizan una visión óptima, esencial para circular con seguridad, cualquiera que sean las condiciones de luminosidad en la vía. Por esa razón, igual que durante la conducción adaptamos la velocidad o la distancia de seguridad a las circunstancias, también es necesario saber qué luces elegir en cada momento. Porque cada momento tiene su luz propia»

El sistema Auto de las luces funciona muy bien al entrar en un túnel o cuando cae la noche, pero no es infalible. El sensor mide la luz ambiental, no la densidad de la niebla ni la intensidad de la lluvia. Esto provoca que, en pleno temporal de lluvia, niebla o nieve, el vehículo siga circulando sin encender las luces.

«Es un error de confianza. El conductor cree que el coche se encarga de todo, pero la normativa dice lo contrario. La tecnología ayuda, pero nunca sustituye al juicio humano», explican fuentes de la DGT.

Las luces antiniebla: mal uso generalizado

Si hay un tipo de alumbrado que genera confusión, esas son las luces antiniebla .

«Las luces antiniebla delanteras, más bajas y anchas, son un refuerzo luminoso que se utiliza en condiciones desfavorables y también en carreteras mal iluminadas, estrechas y con curvas sucesivas. Aunque su uso no es obligatorio y no todos los vehículos la equipan. En cambio, la antiniebla trasera sí es obligatoria: señaliza la situación del vehículo en tramos con mala visibilidad y debe utilizarse solo si las condiciones así lo exigen, ya que su intensidad puede deslumbrar a los conductores que circulan detrás».

Sanciones

Si un agente detecta que el vehículo circula sin el alumbrado correcto en condiciones de visibilidad reducida , la sanción puede oscilar entre los 200 y los 600 euros. Cada año, durante los meses de invierno, tienen lugar miles de accidentes en las carreteras españolas que están directamente relacionados con la falta de visibilidad. «No se trata de sancionar, se trata de evitar tragedias», repiten desde Tráfico. Un coche mal iluminado en condiciones adversas puede ser invisible a 50 metros, cuando la distancia mínima para una frenada segura suele superar los 70.

Finalmente, la DGT señala que muchos conductores españoles desconocen sobre cómo deben actuar en invierno. «Casi el 45% admite no llevar en su vehículo un equipamiento de emergencia básico (como guantes, cargador del móvil, ropa de abrigo o algo de comida y bebida) pese al riesgo de quedarse aislado en carretera. También sorprende que un 32% crea que no existe un límite de velocidad legal al circular con cadenas, cuando en realidad no se debe superar nunca los 40 km/h, ya que el 45% piensa erróneamente que hacerlo a 50 km/h reduce el riesgo, cuando lo único que aumenta es la posibilidad de que se rompan.

Del mismo modo, alrededor del 64% asegura que al pasar sobre una placa de hielo hay que frenar suavemente, cuando es justo lo contrario: frenar incrementa el peligro de perder el control. Aún más llamativo resulta que el 80% de los encuestados desconozca que es obligatorio circular con las luces encendidas mientras nieva, convencidos de que se trata solo de una recomendación. Por último, más del 83% cree que lo más seguro tras una nevada es seguir la rodera del vehículo precedente, cuando lo correcto es circular en paralelo para ganar tracción sobre la nieve no pisada, salvo en casos de grandes nevadas en los que las huellas llegan a convertirse en una especie de carril improvisado».