Definitivamente, Gustavo Petro no solo representa una vergüenza para los colombianos en su rol como presidente de la República, sino que además ha puesto en entredicho, ante la comunidad internacional, la institucionalidad que encarna la jefatura del Estado.
Lo ocurrido la semana pasada en la Asamblea General de las Naciones Unidas es el epílogo de una estrategia calculada por el propio presidente para victimizarse. Desde hace tiempo venía buscando que le revocaran la visa estadounidense y, en ese sentido, la decisión del Gobierno norteamericano se quedó corta frente a su actitud irrespetuosa, no solo contra el expresidente Donald Trump, sino también contra las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.
Cabe recordar que esta era una maniobra previamente planificada. En un Consejo de Ministr