WASHINGTON (AP) — Históricamente, las fuerzas armadas estadounidenses han sido un motor de cambio cultural y social en Estados Unidos. La visión del secretario de Defensa Pete Hegseth para los militares que dirige va en sentido contrario a eso.

En declaraciones el martes a cientos de mandos militares y sus asesores suboficiales de mayor rango, Hegseth dejó claro que no le interesa que la fuerza sea diversa ni inclusiva. Su discurso en la base del Cuerpo de la Infantería de Marina en Quantico, Virginia, verbalizó lo que Hegseth ha hecho al enfrentar cualquier programa que pueda considerarse de diversidad, equidad o inclusión, así como los dirigidos al personal transgénero. Por otra parte, el enfoque en el control de la inmigración también alcanza a los veteranos.

Durante demasiado tiempo, “las fuerzas armadas han sido obligadas por políticos insensatos e imprudentes a centrarse en las cosas equivocadas. En muchos sentidos, este discurso trata de reparar décadas de deterioro, algo de ello obvio, otro oculto”, declaró Hegseth. “Líderes políticos insensatos e imprudentes se equivocaron de rumbo y perdimos nuestro camino. Nos convertimos en el departamento ‘de ideología progresista’. Pero ya no”.

Las acciones de Hegseth —y sus planes para realizar más— revierten el papel que con frecuencia han desempeñado las fuerzas armadas.

“A menudo las fuerzas armadas se han adelantado a cuando menos algunos movimientos sociales, culturales y políticos más amplios”, dijo Ronit Stahl, profesora asociada de historia en la Universidad de California, campus de Berkeley. “La eliminación de la segregación racial en las fuerzas armadas es, quizás, el ejemplo más clásico”.

La orden del presidente Harry S. Truman para eliminar la segregación racial entre los militares en 1948 fue emitida seis años antes de que la Corte Suprema ordenara la eliminación de la segregación racial escolar en el caso Brown vs. la Junta de Educación, y, añadió Stahl, “eso obviamente tarda mucho tiempo en implementarse, si es que alguna vez se implementa del todo”.

La orden de Truman no supuso un avance breve en la sociedad estadounidense. Aunque las fuerzas armadas eran uno de los pocos lugares donde existía diversidad organizativa, las razas no se mezclaban realmente en su servicio. Unidades como la los Tuskegee Airmen, los Navajo Code Talkers y los Buffalo Soldiers, formadas en 1866, estuvieron segregadas hasta que esa orden abrió la puerta a unidades integradas.

A las mujeres se les otorgó el derecho pleno al servicio en 1948 con la Ley de Integración de la Mujer en las Fuerzas Armadas. Existían restricciones sobre cuántas mujeres podían servir, y en general no se les permitía tener mando sobre hombres ni participar en combate. Antes de esa época, desempeñaban funciones en tiempos de guerra y no participaban en las batallas, aunque cientos de enfermeras murieron y hubo mujeres piloto, incluido el Servicio de Mujeres Pilotos de la Fuerza Aérea (WASP, por sus siglas en inglés).

Las WASP y los Tuskegee Airmen estuvieron entre los primeros grupos afectados este año cuando Hegseth emitió su orden sobre la diversidad, equidad e inclusión. La Fuerza Aérea eliminó los videos de entrenamiento de los aviadores, junto con otros que mostraban las contribuciones de las WASP a la Segunda Guerra Mundial en la base de entrenamiento básico de San Antonio. Los videos fueron subidos nuevamente a internet tras una protesta bipartidista generalizada por su eliminación.

Otros temas a lo largo del tiempo han incluido la política “no preguntes, no digas", que permitía a los militares gays y lesbianas estar en las fuerzas armadas, siempre y cuando su orientación sexual no fuera pública. Esta política fue derogada durante el gobierno del presidente Barack Obama. A principios de la década de 1990, se permitió a las mujeres servir en aviones y buques de combate, y posteriormente en todos los puestos de combate después de que se levantara la prohibición en 2015.

“Las fuerzas armadas siempre han tenido que confrontar la cuestión del cambio social y la cuestión de quién serviría, cómo serviría y en qué capacidad serviría. Estas son preguntas que se remontan a la fundación (del país), de algún modo, pero sin duda en el siglo XX”, expuso David Kieran, catedrático distinguido de Historia Militar de la Universidad Estatal de Columbus, en Columbus, Georgia. “Estas no son preguntas nuevas”.

Generalmente, la respuesta ha dependido de lo que “las fuerzas armadas en su conjunto” han concluido. “¿Cómo logramos mejor nuestra misión?”, dijo Kieran. “Y muchos de estos temas han sido debatidos acaloradamente”.

Kieran ofreció un ejemplo: los cambios que el Ejército implementó en la década de 1960 cuando lidiaba con un clima de racismo y tensiones raciales. Sin eso, explicó, “las fuerzas armadas no pueden librar la guerra de Vietnam eficazmente”.

Se dieron las mismas consideraciones sobre cómo abordar el problema del acoso sexual. Parte de la respuesta se centraba en lo que era moralmente correcto, pero “la cuestión más importante es: si los soldados sufren acoso, ¿puede el Ejército llevar a cabo su misión eficazmente?”.

Si bien “es importante considerar estas acciones como parte de una historia más larga y un debate más amplio”, dijo Kieran, “también es cierto que el gobierno actual avanza a un ritmo mucho más enérgico y rápido que lo que hemos presenciado en gobiernos anteriores”.

Michael O’Hanlon, director de investigación del programa de política exterior de la Brookings Institution —una organización sin fines de lucro que realiza investigaciones para mejorar políticas en todos los niveles de gobierno—, cuestionó algunas de las medidas que ha tomado el Departamento de Defensa de Trump, incluido el reemplazo de general de la Fuerza Aérea CQ Brown Jr., jefe del Estado Mayor Conjunto.

“Era un excelente oficial de la Fuerza Aérea”, dijo O’Hanlon. Incluso si obtuvo el puesto en parte debido a su raza, “para mí, eso no sería motivo de descalificación, a menos que él no tuviera las aptitudes, y sí las tenía”.

Matthew Delmont, profesor de historia en la universidad Dartmouth, opinó que las actitudes actuales que observa hacia las fuerzas armadas dejan entrever una incomprensión de lo que representan y de por qué se han realizado los cambios.

“Las fuerzas armadas, durante más de siete décadas, han estado a la vanguardia en términos de dilucidar cómo crear una organización que intenta aprovechar el talento y las capacidades de todos los estadounidenses”, agregó Delmont. Desde que Truman firmó su orden ejecutiva, “las fuerzas armadas han avanzado más rápido y más lejos que casi cualquier otra organización al pensar sobre temas de igualdad racial, y posteriormente al sopesar temas relacionados con el género y la sexualidad”.

Delmont dijo que los prejuicios y el racismo persisten en las fuerzas armadas, pero que estas han hecho más “que muchas corporaciones, universidades y otras organizaciones para intentar abordarlos de frente”.

“No diría que fue porque estuvieran particularmente interesadas en impulsar la agenda social”, añadió. “Creo que lo hicieron porque reconocieron que no se puede tener una fuerza de combate unificada si los efectivos se enfrentan entre sí, o si rechazas activamente a las personas que desean servir a su país”.